Un hombre vuelve a la zona donde vivió hace cuarenta años para asistir a un funeral. En un arranque incomprensible e inesperado, decide acercarse a la casa de su amiga de la infancia, Lettie. Y es ahí donde los recuerdos que no sabía que tenía empiezan a fluir, como el océano que Lettie insistía que era, en realidad, su estanque. La memoria se mezcla con la fantasía mientras el protagonista nos cuenta un viaje imposible, en un mundo que puede o no existir, repleto de monstruos imaginarios que se hacen reales en el relato de ese niño de siete años. Tan reales como los monstruos que los adultos sí podemos entender y temer, y ante los que la única defensa con la que cuenta el niño son las tres extravagantes mujeres que viven al final del camino.
Neil Gaiman es sinónimo imaginacion desbordante, y si bien es cierto que siempre me he inclinado por la fantasía mas bien oscura o adulta, Neil Gaiman es el pretexto perfecto para reencontrarse con el niño que todos llevamos dentro. Neil Gaiman hace gala de su prosa alegre y fantástica, con pasajes llenos de humor y emoción, sin olvidar el aspecto siniestro de ese mundo, extraño y maravilloso, que vive del otro lado de un estanque o en este caso de un océano.
El océano al final del camino, es una novela corta llena de todos esos matices que los lectores de Gaiman esperan: magia, aventuras, personajes inquietantes y fascinantes al mismo tiempo; y esas extrañas criaturas de las que ya ha hecho gala en anteriores novelas.
Contada en primera persona, directa y fluidamente, la lectura nos narra la vida de un personaje, que tras visitar su pueblo natal para asistir al funeral de un viejo amigo y e intentar rehacer su vida después de un doloroso divorcio, se reencuentra con su pasado, un dejo de fantasma, que el mismo fue en su niñez y que le estimula la memoria al punto de recordar personas y lugares olvidados, ocultos, en lo mas recóndito de su mente. Porque que mejor que estar cerca de la muerte para analizar la vida misma, con los errores y aciertos; con las alegrías y las penas que las memorias traen consigo.
Con humor, reviviremos la aventura del protagonista, durante su niñez, que lo llevara a conocer a tres excentricas mujeres, extrañas y adorables al mismo tiempo, que le enseñaran con desfachatez, que la vida no es solo lo que se ve, si no lo que hay detrás, de las cosas, de la tierra, de las aguas... del océano.
Melancólica y tierna, oscura y mágica, graciosa y en ocasiones terrorífica, EL OCÉANO AL FINAL DEL CAMINO es una historia que va a medio camino entre la literatura juvenil a la lectura adulta, recomendable para chicos y grandes, para los papas y sus hijos.
Te reto a leerlo sin una sonrisa, nostálgica y poderosamente imaginativa, Neil Gaiman nos regala una lectura para recordar.
4.5/5 Estrellas, para leer en una tarde, de corridito, para tener dulces sueños.
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